Como bien sabemos, la tecnología se ha infiltrado en nuestras vidas de una manera sutil pero extrema. A tal punto que, para muchos de nosotros, nos es imposible imaginar una vida sin ella: sin nuestro teléfono celular, sin nuestra computadora, solo por nombrar algunos tesoros. Como ciudadana, me he preguntado hasta qué punto esto es aceptable, y he de confesar que muchas veces me aterra la idea de que mi vida sea tan dependiente de la tecnología, especialmente cuando me doy cuenta de la cantidad de tiempo que gasto usando estos aparatos. Al final, me doy cuenta de que este fenómeno nos ha alcanzado a todos y lo más importante es aprender y aprendeher esas competencias digitales y tomar ventaja de eso que ya nos posee. Sí, lo tenemos, nos tiene y hay que saber qué hacer con él.
Pero ¿Qué hay del campo de la educación? ¿Cómo esta se ve transformada por la avalancha de información digital que nos agobia? Como docentes, debemos plantearnos estas cuestiones con una mirada optimista y positiva. No es un secreto que que las nuevas formas de tecnología han brindado infinidad de herramientas que mejoran el proceso educativo. Somos conscientes de que la educación ya no se puede ver como hace muchos años cuando se veía al profesor como el dueño de los conocimientos, cuya tarea era imprimirlos en las mentes de sus estudiantes. Esto no es posible ahora, ya que, gracias a las redes de la información, estos datos pertenecen a todo el mundo. La labor del profesor se ha transformado y, más que nunca, tiene que tomar un valor de "facilitador" o "guía" en la tarea de aprendizaje.
Ahora bien, esto no se aleja del campo de la educación de las lenguas extranjeras. Como profesora de ELE, considero que con la incorporación de estas maravillosas herramientas, se nos ha abierto un mundo infinito de posibilidades para continuar con esa tarea de facilitar a nuestros estudiantes alcanzar sus objetivos. Considero que no es una tarea fácil, porque admito que tantas herramientas o apps o sitios en la web, es abrumadora. Pero estoy segura de que poco a poco nos iremos abriendo caminos por ese mundo nuevo.
Ahora que comienzo mis prácticas en este tipo de educación, me percato de que la tecnología aporta a la enseñanza de las lenguas extranjeras la posibilidad de interacción entre personas de países y culturas distintas. No se necesita viajar de un país a otro para aprender su lengua, ni tampoco para interactuar con su cultura. Y este es el mayor tesoro que nos ha dado esta realidad emergente. Pero repito, y quiero ser muy enfática en el hecho de que, antes que nada, debemos ser competentes digitalmente, pues de nada valdría tener a la mano tantas oportunidades si no sabemos utilizarlas.

Buen trabajo, Polet. Estoy de acuerdo, lo importante es desarrollar nuestra competencia digital docente para discernir qué herramientas son útiles y sacar el mejor provecho de la infinidad de recursos.
ResponderBorrarUn abrazo.
¡Qué buena reflexión! Efectivamente, nuestra sociedad está normalizando la tecnología a una velocidad de vértigo, ya nos es muy difícil imaginarnos en un entorno donde todo sea analógico. Lo cual tiene sus ventajas y sus desventajas. Lo que sí es cierto es lo que tú dices, que para los profesores de LE son unas herramientas muy valiosas, que merece la pena conocer para poder aprovecharlas.
ResponderBorrar