jueves, 17 de septiembre de 2020

Motivar a motivar

El profe siempre fue el protagonista, al menos en mi experiencia. Recuerdo que cuando estaba en el colegio veía a cada profesor como el centro de las clases. Muchos de ellos eran "buena gente", pero otros no. Esos otros los recuerdo como personas egocéntricas que les gustaba humillar a los estudiantes. Así es y, ahora que soy profesora, me digo que no teníamos por qué soportar esas actitudes solo por temor. Me impresiona el hecho de que, aun hoy, en los colegios abundan esas personalidades. Especialmente, recuerdo a las profesoras de inglés (LE), todas vivían haciendo mala cara. Todas gritaban, todas reñían, todas tenían caras malas (ja,ja). Lo siento, y espero que nunca, ninguna de ellas lea este escrito. Pero esta es la verdad. Sé que la mayoría de mis compañeros conservan este recuerdo. 

No tenía planeado hablar de mis profes aquí y ahora, pero así es la inspiración. Y es que precisamente quiero resaltar esas relaciones profesor-estudiante que han existido, siguen existiendo y seguirán. No creo que el ejemplo que acabo de escribir sea el mejor ni el más inspirador para un profesor principiante (como yo). Y es aquí donde encuentro el valor de esta reflexión. ¿Cómo me veo como profesora? ¿Cuál es mi papel? Más allá del aspecto cognitivo, el cual considero que es una construcción social en la que el maestro es el facilitator y constructor del andamiaje para que el estudiante cree los conocimientos, considero que están las relaciones humanas, entre personas que piensan, razonan y sienten. No hay nada más inspirador que un profesor que sepa contagiar al estudiante de amor por el conocimiento. Esos profesores son los que quedan en el buen recuerdo. La mayoría de veces ese contagio se da por la motivación propiciada por la empatía dentro de la relación profesor-estudiante. 

Sé que no es una tarea fácil. Muchas veces somos nosotros los que necesitamos ser motivados porque estamos en una realidad en la que ni los estudiantes quieren aprender. Puede resultar muy frustrante. Es una tarea que tenemos que cultivar cada día, con paciencia y, sobre todo, con amor.  

Por eso quiero terminar con esta cita que me motiva a motivar 😊

"Si no hay motivación, no hay atención. Si no hay atención, no hay memoria. Si no hay memoria, no hay aprendizaje." (Alonso, 2016)


Alonso, E. et. al. (2016). Soy profesor/a. Aprender a enseñar. La diversidad en el aula. Madrid,
Edelsa.




En una de mis experiencias me disfracé de estudiante en un Halloween. Hace falta ponerse en los zapatos de los estudiantes. Aunque no siempre literalmente  😁

miércoles, 9 de septiembre de 2020

¿Bueno o malo?

A lo largo de estas dos semanas hemos estado discutiendo y reflexionando sobre la tarea docente. Específicamente, hicimos un repaso sobre esas cualidades de un profesor; aquellas que lo hacen "bueno" o "malo". Y sin embargo, ¿cómo hacer esta clasificación? En realidad, ¿se puede hacer un juicio de quién es un "buen" o "mal" profesor? 

No pretendo, por ningún motivo, pensar en este tipo de juicios. Aun así, estas preguntas me llevan a  pensar precisamente en si las hago o no. En otras palabras, me lleva a la reflexión. Como docente en preparación (que nunca termina), una de las mayores muestras de que hay un deseo por hacer bien esta labor es la autoevaluación. Pero, como he visto, no es muy fácil. Mirarse a uno mismo con el propósito de verificar qué hago bien, qué puedo y debo mejorar, exige una buena dosis de humildad

No a muchos profesores se les facilita aceptar que no están enseñando de una manera acorde a las necesidades de los estudiantes y, en consecuencia, se quedan en aquella zona de confort afirmando que los estudiantes no aprenden porque no quieren o porque son unos flojos. 

En oposición, aquel profesor que asume su papel crítica y constructivamente, se caracteriza por hacer esfuerzos para ayudar a los alumnos. Una acción loable. Y el primer paso, como ya lo mencioné, es mirarse a sí mismo. Me llamó la atención la etimología de la palabra docente que vimos hoy: "el/la que da luz". ¡Qué maravilloso!

Quiero ver esta luz que ilumina como una fuente de iluminación, valga la redundancia, a sí mismo. Como futura profesora de ELE, sé que constantemente tendré que aprender, comprender y descubrirme; preguntarme;  ponerme en los zapatos del estudiante; ser objetiva; ser subjetiva; pensar y repensar; sacrificar tiempo libre; autocriticarme; planear y replanear. Y algo que es aún más difícil, aceptar las críticas de otros.

"Los profesores deben convertirse en profesionales reflexivos, esto es, deben supeditar su práctica profesional diaria a una reflexión crítica continuada, y clarificar su propia visión del mundo por medio de dicho análisis" (1999)

Williams, M. y Burden, R. (1999): «¿Qué aportan los profesores al proceso de enseñanza-aprendizaje» en Williams, M. y Burden, R. (ed.): Psicología para profesores de idiomas. Enfoque del constructivismo social. Cambridge, Cambridge University Press.





Comparto esta fotografía de una de mis clases fuera del salón. Los estudiantes pueden sentirse más cómodos en otros ambientes. Puede que no sean los más convencionales, pero definitivamente, se les ve muy animados y decididos a aprender.

Rayuela- Capítulo 7

El podcast View on Vocaroo >> "Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca..." ¿Quién, que haya leído a Julio Cortá...